Los carbohidratos son el combustible de nuestro organismo. Los carbohidratos están presentes en la pasta, pan integral y los plátanos, pero también son la base de la nutrición deportiva. Tras la ingesta de carbohidratos, nuestro cuerpo empieza a producir glucosa. Esta glucosa se envía a través de la sangre a nuestros músculos e hígado y luego se transforma en glucógen, el combustible final de nuestro cuerpo. En otras palabras, los hidratos de carbono son nuestra principal fuenta de energía. Por tanto, es esencial para el deportista mantener niveles suficientes de glucógeno.
Los altos niveles de glucógeno ayudan a prevenir la fatiga, mejorar el rendimiento y aceleran la recuperación. Para poder disfrutar de esta energía de forma óptima, los hidratos de carbono deben ser tomados antes, durante y después del esfuerzo. Es importante tener en cuenta que no tiene sentido tomar hidratos de carbono en exceso, ya que nuestro cuerpo tiene un almacenaje y tratamiento limitado, por eso, las calorías provenientes de los carbohidratos que no son inmediatamente consumidas se transforman.
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